Color, diseño y estados de ánimo en el 2017
Nota del editor: Alejandra Sánchez Gálvez tiene un Master en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Cataluña, en España. Actualmente es presidenta de la Asociación de Arquitectos e Interioristas México ( @aaimexico ). Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(CIUDAD DE MÉXICO) – Para el mundo del diseño cada nuevo año que comienza es muy significativo, debido a que se presenta lo que será el color del año y las paletas de colores que lo acompañarán.
En este tema, quien pone la pauta y la voz de manera oficial en el mundo es la empresa Pantone, que desde el año 1999 se puso como objetivo declarar el color del año.
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Normalmente juntan entre 30 y 40 cabezas a nivel internacional dedicadas al diseño en todos sus ámbitos, donde reflexionan situaciones políticas, económicas y sociales, con el fin de designar el color del año.
Para el año 2000, el color que designó la empresa fue el azul cerúleo. Después de esa ocasión vinieron otros tonos como el Rosa fucsia (2001), el True Red (2002), Aqua Sky (2003), Tigerlily (2004), Blue Turquoise (2005), Emerald (2013), Radiant Orchid (2014) y el más reciente y controversial, el color Marsala en 2015.
Fue controvertido porque por primera vez se escogía un color muy "serio, oscuro y profundo", a diferencia de los colores que se habían escogido en años anteriores. Sin emportar la gama, en el fondo de la coloración se notaba un toque de alegría, o de más "vida", por así decirlo.
Los directivos de la empresa justificaron que era un color fuerte, de reflexión, de profundidad, introspección y de mucho carácter. Estudiosos en antropología social han analizado que el 2015 fue un año parteaguas a nivel inconsciente. Un año de cambios y preparación para nuevos estilos de vida, nuevos pensamientos, rompimiento de viejos esquemas y nuevas rutas a tomar a nivel internacional.
Para 2016 no se decidió por una tonalidad, sino por dos: Rose Cuartz y Serenity. ¿Por qué dos colores, si siempre es uno el protagonista? Hay versiones que señalan que después del golpe que ocasionó el color Marsala se debía suavizar el contexto.
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Esto le recordó a expertos la época de los años 70's y el inicio de los 80's, cuando después de años de psicodelia del color de la década de los setentas, la siguiente fue el inicio del posmodernismo y un acceso a coloraciones pasteles. En el 2016 se deseaba poner un contexto sereno después de un año tan profundo.
En este 2017 Leatrice Eiseman, directora ejecutiva de Pantone, declaró que el color del año ha sido definido como "Greenery" (literalmente, follaje o verdor). Este color estalla para darnos la tranquilidad que anhelamos en medio de un tumultuoso ambiente social y político. Satisface nuestro creciente deseo de rejuvenecer y revitalizar, simboliza la reconexión que buscamos con la naturaleza, de unos a otros y con un propósito más grande.
FOTO: Tomada de pantone.com
¿Cómo definirlo con exactitud? Puede resultar uno de los más sencillos de las últimas temporadas, ya que se trata de un verde amarillento que, a pesar de las posibles declinaciones y de tratarse de un tono inusual, es fácilmente identificable.
Tal y como sostienen desde la empresa, "evoca los primeros días de primavera, cuando la naturaleza revive, se restaura y se renueva", además de ser "un matiz omnipresente en todo el mundo".
Sin embargo, los motivos expuestos por la institución de coloración van más allá y apelan a cuestiones sociológicas: "Cuanto más sumergida está la gente en la vida moderna, mayor es su deseo innato de hundirse en la belleza física inherente al mundo natural".
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Teniendo en cuenta que la tendencia es mayor por la preocupación por la naturalidad en las comidas, productos ecológicos y escapadas o viajes con fines de detox digital y social, puede que la reflexión no esté desencaminada.
Lo que conocemos hoy en día como Pantone comenzó en 1956, al imprimir guías de color para empresas de cosméticos. Usaban 60 diferentes pigmentos y los mezclaban para encontrar los colores que necesitaban. En ese entonces, los colores no estaban estandarizados, así que los impresores tenían qu adivinar para poder emparejarlos.
El caso más común con diferencias de color era el de Kodak, su empaque clásico de color amarillo/naranja lucía diferente, según el lugar de impresión, lo que originaba que los clientes optaran por no comprar rollos fotográficos que tuvieran un color un poco más oscuro, ya que pensaban que no era "fresco" o "nuevo".
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La empresa necesitaba usar un color estándar para lograr consistencia en sus ventas, y así comenzó la demanda por la estandarización en el uso de color para impresión.
En 1962, Lawrence Herbert, un químico de Pantone se convirtió en el nuevo dueño de la compañía y decidió cambiar la dirección de la empresa al hacer una división encargada del primer sistema de correspondencia de color.
Con su experiencia, Herbert encontró la manera de reducir la forma en que se creaban los colores para impresión al pasar de 60 pigmentos a 10 y creó las "recetas" para que los impresores obtuvieran resultados uniformes. Este desarrollo crucial en los sistemas de impresión se denominó "Pantone Matching System".
