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ota del editor: Esta nota se publicó originalmente en la  edición 537 de la revista Obras , 'Obra del Año 2017', correspondiente a septiembre de 2017.

(CIUDAD DE MÉXICO) – Sus 235 metros de altura y sus colores brillantes hacen de Torre Bancomer un punto referencial y puerta de uno de los distritos financieros más importantes del país.

Los arquitectos de la firma Legorreta y del despacho británico Rogers, Stirk, Harbour + Partners, cuidaron un diseño a la altura de la propia edificación.

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Originalmente, el equipo comandado por Richard Rogers había decidido no participar en el concurso lanzado por BBVA Bancomer, pero aceptaron unirse al equipo mexicano, que tenía a la cabeza a su amigo Ricardo Legorreta.

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El edificio, cuya fachada quiee emular al tradicional papel picado mexicano, es ya un ícono de la Ciudad de México. FOTO: Cortesía del despacho/Lourdes Legorreta

La mancuerna obtuvo la victoria en 2008. La planeación del proyecto llevó dos años. El edificio fue inaugurado en 2015, aunque los contratistas continuaron trabajando hasta 2016.

El arquitecto Miguel Almaraz, director del proyecto y socio de Legorreta desde 1997, enumera algunas de las virtudes de la torre que merecieron ser reconocidas como Obra del Año en la categoría de Edificación: su diseño, que convive con su entorno en vez de romper con él; sus medidas de seguridad redundantes, nunca antes utilizadas en México, y ser uno de los edificios más amigables con el medio ambiente y con la movilidad, pese a ostentar el segundo lugar en altura en todo el país.

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Fiel al estilo Legorreta, Torre Bancomer tiene rasgos que la hacen inconfundiblemente mexicana, en particular el uso de colores vivos. "Solamente en México puedes hacer una torre morada", explica Almaraz, en referencia a la celosía en las cuatro caras del edificio, que regula la cantidad de luz que entra a las oficinas.

Es uno de los edificios más sustentables; logró una reducción de 25% en el consumo de agua, y de 40% en el de electricidad. FOTO: Cortesía del despacho/María Dolores Robles Martínez Gómez

Esta cuadrícula de aluminio, que tiene un tamaño diferente en cada lado debido a la cantidad distinta de iluminación que cada cara recibe, está inspirada en el papel picado.

El edificio de 50 plantas cuenta con tres jardines de altura, que se extienden a lo alto de tres pisos cada uno, separados entre sí por nueve niveles. Cuenta con color y vegetación diferente, en alusión a los paisajes característicos del Valle de México.

Los jardines evitan romper con el panorama verde del Bosque de Chapultepec y actúan como una transición entre este y el distrito financiero de Paseo de la Reforma.

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Estar en una de las zonas de mayor sismicidad del mundo hacía que la resistencia a este tipo de eventos fuera una condición indispensable para este proyecto, especialmente al tratarse de una de las torres más altas en la ciudad.

SUSTENTABLE. El edificio aprovecha la luz natural en todas sus fachadas. FOTO: Cortesía del despacho/María Dolores Robles Martínez Gómez

El reto de la resistencia a los movimientos telúricos se resolvió dotando al edificio de una estructura altamente flexible, que le permite oscilar 1.60 metros y así evitar el colapso.

Las plantas del inmueble prácticamente no tienen columnas, pues están concentradas en la estructura externa, y son las responsables de absorber la energía sísmica. Además, cada seis niveles hay contraventeos que ayudan a dar rigidez a la torre.

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En caso de que el movimiento sea demasiado fuerte, los fusibles que los unen a las columnas se rompen para incrementar aún más la flexibilidad.

A pesar de que los ataques terroristas no son comunes en México, la firma financiera solicitó a los arquitectos que la estructura fuera lo suficientemente fuerte como para resistir el impacto de un coche bomba. De hecho, la estructura completa puede sobrevivir sin una columna.

JARDINES. La torre tiene tres zonas de áreas verdes con una altura de tres pisos cada una. FOTO: Cortesía del despacho/María Dolores Robles Martínez Gómez

Torre Bancomer cuenta con varias medidas de protección contra incendios, más allá de lo exigido por las autoridades mexicanas; los reglamentos existentes no están diseñados para inmuebles de gran altura.

Almaraz comparte quer se tomaron ideas tanto de las reglas mexicanas como del International Building Code. Una fue la inclusión de cuatro elevadores de uso exclusivo para bomberos, la presurización de los ascensores para usuarios —que dificultan que el fuego ingrese en ellos— así como la creación de refugios.

Por si fuera poco, fue ideado como uno de los más sustentables de la ciudad, debido a su bajo consumo energético, capacidad de aprovechamiento de aguas residuales y por ayudar a innovar en la regulación sobre estacionamientos en la Ciudad de México, señala Almaraz.

CAPACIDAD. Cada día llegan al inmueble 4,500 personas, aunque puede albergar a 6,000. FOTO: Cortesía del despacho/Lourdes Legorreta

Almaraz considera que convencer al gobierno local de dejarlos construir 2,800 cajones —aún más de los que necesitaban— fue uno de los mayores retos y así influyeron en el cambio a la regulación. Ahora que ya no hay un mínimo, BBVA Bancomer podría incluso convertir pisos de estacionamiento en oficinas, si así lo requiriera.

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Del mismo modo que el edificio es resiliente frente a desastres, lo es en materia energética. Torre Bancomer actualmente alberga a cerca de 4,500 personas, pero tiene espacio para 6,000. al inmueble 4,500 personas, aunque puede albergar a 6,000. 

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