Lagos urbanos, una alternativa contra la contaminación
Ante la falta de espacios, ya no es posible tener más lagos en las ciudades, a pesar de que son muy significativos en cuanto a la producción de algas que liberan grandes cantidades de oxígeno, muy similar a lo que hacen los árboles.
Alfonso Lugo Vázquez, investigador de limnología tropical en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, de la UNAM, dice que estos cuerpos de agua son muy beneficiosos para las ciudades, ya que, aunque no tienen un efecto inmediato por sí solos, en comunión con otros proyectos funcionan como herramienta eficaz.
En la Ciudad de México y área conurbada existen importantes cuerpos de agua como el de Aragón en Gustavo A. Madero, el Tezozómoc en Azcapotzalco, el de Ciudad Universitaria en Coyoacán, el de Chapultepec en Miguel Hidalgo o el Nabor Carrillo, en Texcoco, Estado de México.
Éstos ayudan a controlar la temperatura ambiental mediante la generación de vapor de agua a la atmósfera. Por ello, el especialista propone crear varios cuerpos de agua en diferentes zonas de la ciudad para regular el calor.
¿Nuevos lagos, dónde?
Las 710 hectáreas de terreno que en unos años dejará el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México son una opción viable para crear cuerpos de agua que darían respiro y alivio a los ciudadanos, indicó Lugo.
Sin embargo, advirtió que acciones como reforestar, crear parques naturales, controlar los proyectos de construcción de unidades habitacionales y una educación ambiental desde los niveles escolares más básicos, son fundamentales para revertir problemas climáticos a futuro.
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Beneficios, sí, pero también riesgos
No todo es miel sobre hojuelas, advirtió el especialista. Los lagos también presentan afectaciones a causa de los problemas ambientales, por el descuido humano y de las autoridades correspondientes.
En ocasiones, los lagos son llenados con aguas residuales tratadas, es decir, con residuos que posteriormente se convierten en materia orgánica muerta debido a la falta de oxígeno; además de la fauna nociva y echar basura en ellos, son algunos de los problemas más recurrentes, dijo.
De igual modo, las partículas de azufre suspendidas en el aire - generadas por la combustión de las gasolinas- caen con la lluvia, lo que a la postre provoca su acidificación; dicho de otra forma, el exterminio absoluto de su flora y su fauna.
